27.1.14

River flows in you

Era una habitación amplia y acogedora. Simple. 

Estaba sentada en la cama escuchando como tocabas el piano para mi. En ese momento me ganaste por completo, tocando river flows in you. Y acto seguido me hiciste sentarme a mi, y sacaste una partitura que en lugar de notas, habían escritos una serie de números. Cada nota era uno diferente. Y así fue como aprendí a tocar mi canción favorita. 

Tu mano encima de la mía, explicándome con paciencia como hacer cada movimiento. 
Para mi era fácil recordar una serie de números.

-¡Qué rapido aprendes!

Me dijiste mientras clavabas tu pupila en la mía, insinuando algo más que una compleja melodía. 
Y yo…no me pude negar, pues esas cosas me hacen sentir especial, diferente de entre cualquier otra.
Y en contra de mi razón, que me advertía que simplemente era su nuevo juguete con el que entretenerse por un breve periodo de tiempo, acabé cediendo; dejándome llevar por un sentimiento que no era capaz de controlar, pues como dicen el corazón es a veces desenfrenado.


Y como finalmente descubrí, aunque a su lado todo viento era caricia, enamorarse un poco más de la cuenta era una mala inversión.

22.1.14

Life value

A veces olvidamos lo más importante, lo menos superfluo, aquello que nos pueden quitar en décimas de segundo, el valor de la vida.
Pese a no darnos cuenta, todos los días estamos sometidos a situaciones de riesgo que podrían cambiar todos los esquemas que tenemos establecidos y empujarnos de lleno contra una adversidad.
Por mi parte déjame decirte que a mi este día no se me va a olvidar jamás.
He podido imaginar varias veces que pasaría si esto ocurriese, pero nunca lo había vivido con tanta intensidad. En esas milésimas de segundo solo he podido sentir culpabilidad y un deseo abismal de detener el tiempo. Pues lo último que quisiera es ser responsable de llevarme la vida de otros.
No se expresar si he tenido mala suerte o buena, pues según se mire el destrozo es solo material, y que podría haber pasado si alguna variable de este espacio-tiempo hubiese sido diferente podéis imaginarlo.
Me he dado cuenta de que en ese segundo nuestra mente cambia el chip, y ocurren las extendidas imágenes de situaciones vividas con personas importantes. 
No se, es todo tan confuso. Ni siquiera entiendo si nos han devuelto la vida o han estado a punto de quitarnosla. 
Lo que sé es que me ha servido tanto… La conmoción del principio se ha transformado en descubrir que la vida tiene un valor incalculable, que va mucho más allá del dinero, poder, codicia, deseo. Es algo tan intangible que es difícil de comprender con claridad. Pero al menos extraigo que esta vida la definen todas las personas que me rodean. Todas las personas que me aportan día día o simplemente un poquito de su tiempo para crecer como persona.
Por eso me gustaría agradeces a todas y cada una que me hacen sentir especial. Mis amigos y mi familia, un pilar fundamental, que me ayudan en todo y forman el puzzle de mi vida, tan complejo y magnífico... A todos los que me habéis aportado un pedacito de vida, creo que gracias a vosotros estoy aquí. 
Pero en algún momento algo cambiara, y yo no sé que día me llegará la hora, no se si es mañana, este mes, o dentro de 50 años. No sé en qué lugar: un hospital, una carretera, una cama o por la calle.
 Pero el día que sea a la hora que sea, podré afirmar con total rotundidad que habré sido feliz. Que he tenido una vida genial, con momentos dolorosos que me han servido para valorar los momentos perfectos. 
Y que seguramente alguno de estos, los habré compartido contigo, dalo por seguro.



Sois excepcionales... Gracias y mil gracias por esta vida que me ha tocado. Gracias por recordarme cada día que soy importante para vosotros. 
Os quiero



16.1.14

Left side

“Corporate Social Responsibility is the commitment by organizations to behave ethically and contribute to economic development while improving the quality of life of the workforce and families as well as the local community and society at large”  era lo que estudiaba mientras en mis auriculares sonaba una lista de música clásica con la que pretendía concentrarme a la vez que entretenerme.
Noté a alguien mirándome fijamente y cuando levanté la mirada unos ojos color miel tan profundos y distintos estaban clavados en mi. 
Me ruboricé, no suelo fijarme en unos ojos bonitos, pues le doy más importancia a lo que transmite una mirada que a un color. Pero aquella vez fue imposible no contemplar aquellos ojos que me invadían con una fuerza inexplicable.
Me fijé en aquel desconocido y, además, escribía con la izquierda.

Cuando era pequeña iba a clases particulares. El profesor era psicólogo, y siempre me decía que era lista, muy lista. Solía compararme con el resto de alumnos y les explicaba que era zurda y que tenía el hemisferio cerebral derecho más desarrollado que los diestros, lo que producía ser más inteligente y creativo. Qué se yo, solo me reía y continuaba con mis problemas de matemáticas. Hasta que al final, un día decidió hacerme un test de inteligencia, y solo comprobó, que era alguien normal con una inteligencia normal. Una decepción en toda regla, aunque no por ello dejó de magnificar cada uno de mis “logros”. Desde ahí siempre me han fascinado las personas con cualidades diferentes, y ser zurdo era una de ellas.

¿Porqué me atraen esas tonterías?, pensaba mientras Brothers, la banda sonora de Perl Harbour sonaba.
Supongo que es por compartir algo exclusivo, ya que solo el 15% de la población mundial lo es. 
Mis pensamientos se desvanecieron, al escucharle hablar. 
-¿Tú también escribes con la izquierda? dijo mientras esbozaba una sonrisa y aquellos maravillosos ojos colisionaban con los míos de nuevo, haciéndome partícipe de un comienzo sin ni siquiera darme cuenta.


11.1.14

Raining

     Llovía a cántaros aquella tarde de domingo, pero poco nos importó.
Se había ido la luz de aquel viejo apartamento y nosotros mientras, nos encontrábamos en una habitación. Hablando y riendo, para variar.
Aunque la única iluminación era la de una vela y la poca luz que entraba por el balcón, la felicidad estaba reflejada en tu mirada. 
     Me ausenté un segundo, tú aún no sabías que a veces me pasa, y hubo un silencio del que no me di cuenta.
Cuando te volví a mirar, se asomó una sonrisa y le siguieron unos besos tan apasionados como nunca antes. Esta vez había algo más, un sentimiento.
Tras los besos decidimos explorarnos un poco más. Nos fundimos en un abrazo infinito en el que la ropa ya no existía, unos besos por el cuello y la respiración entrecortada nos revelaban el principio de algo que en contra de todo pronóstico acabaría pronto. 
Mientras, en la ignorancia, yo podía sentir como mi suave piel se erizaba con el tacto de la tuya.
De repente, me invadió el miedo, ¿hasta dónde vamos a llegar? Esto parece una especie de edén, y no quiero que acabe. Esta sensación es tan maravillosa, que no me hace falta nada más, nadie más. 
     ¿Qué pasó después de esto? Se fue, y la lluvia se apoderó de mi un tiempo. 
Pero tras esto, aparecieron sonrisas, miradas, experiencias, otros besos, un pasado y un futuro.
Y ahora las lágrimas ya no son mías, sino tuyas.















"Promesas que se perderán en estas cuatro pareces. Como lágrimas en la lluvia se irán"

6.1.14

Freedom

Cuántos colores podía ver desde aquel balcón con vistas al paraíso. 
El azul del mar, el rosa del cielo que contrastaba directamente con las nubes grisáceas que lo encapotaban.
El oscuro de las rocas que estaban vertidas sobre aquella playa que tantos recuerdos guardaba.
Nunca se le dio bien diferenciar los colores, y es que no entendía si el color rosa con el que él daba pinceladas a su vida era realmente negro, pues a veces dejaba nubarrones que confundían esos sentimientos tan difíciles de alcanzar.
Recuerdo aquel día que fuimos a bucear y me enseñaste otro color, el coral, pero no me dijiste que si me acercaba tanto podría salir herida, supongo que querías que aprendiera por mi misma a no ser tan confiada, tan ingenua.
Pero es difícil luchar contra lo que se es, y una vez más me demostraste que el rojo era uno de tus favoritos, y que te perdías si aquella rubia te preguntaba la hora, una excusa más para traicionarme.
Cuadros que yo no veía, pues me gustaba más el blanco de fondo de tu cama y el calor que producíamos, juntos, mientras las sábanas quedaban revueltas cuando nos amábamos, o eso creía yo.
Ahí alcancé la cima del Everest contigo, pero ya se sabe que luego de eso viene una caída libre, de las que pocos pueden salvarse. 
Y acostumbrada a estar en un lugar similar a la luna, una caída libre era una sensación tan diferente que tuve que luchar contra viento y marea, contra todos los colores que me rodeaban, para por fin sentirme libre.
Y ahí se encontraba ella, contemplando aquella balsa de aceite que parecía el mar.
Decidió coger la tabla de surf, no para luchar contra las olas, esta vez solo quería perderse en la inmensidad de la libertad.