29.8.14

¿Y si soñar me lleva a tu sonrisa?


Para qué nada nos separe que nada nos una. Pensaba mientras ideaba un último intento antes de este intenso verano.
Los caminos a veces se cruzan, y nos confunden. Crees que todo lo que buscas es lo que ofrece una persona.
Esa mirada que hace perder la noción del tiempo. Ese tiempo perdido con tigo y con migo.
La cuenta atrás se acerca, ves despedidas, sueñas con aviones, con un nuevo destino a miles de kilómetros.
Pero cierras los ojos y te invade el rostro de lo que te ha faltado conseguir.
Todas esas palabras, que nos dijimos y que se desvanecieron como la luz de un atardecer. Porque los atardeceres en verano están infravalorados. Son tan espectaculares como la sonrisa que se escapa cuando te miro fijamente y sonrío.
Es inevitable no contagiarme.
Así que te recuerdo y pienso, ¿por qué no intentarlo una última vez?
Estas noches se acabarán y yo me iré.
Y decidí que era la hora. De mostrarme así, como sólo yo misma era. Sin más preámbulos,  sin rodeos. Porque yo no estaba hecha para verdades a medias, para la apariencia. Simplemente para ser yo.
Y di un último paso en aquella dirección. Si me había equivocado tendría que recorrer un buen trecho hasta volver al punto de partida, pero ya se sabe que hay momentos en los que buscas experiencias que sólo el vértigo consigue ofrecerte.
Así que en este preciso instante, tu camino y el mío al fin volverían a coincidir. Con la certeza de que a veces las palabras no bastan, que debería mirarte a los ojos tan fijamente como aquella noche.
Y la magia y la química volverían a chocar como las olas al romper sobre las rocas, las miradas que parecían quedar en el olvido dejarían de ser recuerdo para ser la más absoluta de las realidades, y el roce de nuestros labios provocaría el mejor de mis atardeceres.


Entonces sería inevitable no contagiarme de nuevo, de esa sonrisa que pocos conocen, pero que yo ya tengo entre mis preferidas.

9.8.14

When so little means so much

No es un día más de este cálido verano en la costa Mediterránea.
Hoy hay luna llena, y le acompaña una rojiza luz. 
Las estrellas han desaparecido, la luna se refleja en el mar de sus pensamientos. 
Y comienza un castillo de fuegos artificiales que dispara cada pensamiento negativo, lo aleja y se pierde en el cielo. 

Tus ojos se llenan de luz de imaginar que vendrá luego. 
Las piscinas tienen uso mas allá de las 23 h
Las noches se vuelven largas, la playa es más viva por la noche. 
Los pájaros duermen, pero nosotros estamos tan despiertos. 
El universo solo permite que apreciemos esto unos pocos. 
Y aquí estamos tú y yo. 

El tiempo pasa, las horas parecen minutos.
Las conversaciones son infinitas, 
y de repente la oscuridad desaparece.
El amanecer brilla en sus ojos. Que se pierden. 
Pero no están perdidos. 
Están tan vivos que corren, vuelan, danzan. De un lado para otro. De arriba hacia abajo. 
Desde el faro hasta el puerto. 
Reflejando los mejores besos que he probado. 
Y nada más importa. 

El tiempo se ha relentizado y aunque la despedida se acerca, nosotros nos alejamos juntos con cualquier pretexto. Convertimos el suelo en poesía, y recorremos sin movernos el universo con cada verso, preguntándonos cuando volverá a amanecer de aquella deliciosa manera.