Parece un día genial. Pero no lo es. Somos tres, y el paisaje es precioso. El agua está congelada, pero este sitio me encanta. Será porque me recuerda tanto a Él.
La primera vez que quedamos me trajo aquí. Aunque ha pasado un año ya, los recuerdos siguen en el mismo lugar.
No se que nos empuja exactamente a tomar esta decisión, pero saltamos. Nos precipitamos hacia el vacío sin haber pensado siquiera en las consecuencias que tendrá nuestro acto.
Y me encuentro en mi peor pesadilla; atrapada en una cascada con un remolino que no deja que salga. Y lo peor de todo es que no estoy sola, he empujado a alguien más a saltar conmigo. Estamos muy cerca, de la muerte.
Pienso que lo más importante es que la persona que está a mi lado salga de este ciclón. Es más pequeña y se suponía que teníamos que cuidar de ella.
Nada con todas sus fuerzas y, tras un enérgico empujón por mi parte, consigue salir.
Siento una alegría descomunal. Ya que si voy a morir, al menos mi conciencia estará tranquila.
Comienzo a ahogarme de nuevo. Lucho por salir, pero cada vez se me hace mas costoso. Empiezo a pensar que esto es el final. Pienso en mis padres, en mis amigos, y en Él, que me enseñó este magnífico lugar , y que no me avisó de su peligro, y por su culpa estoy aquí, atrapada. Le odio.
Alguien desde arriba de la roca de la que acabo de saltar grita descompuesto, siente impotencia, pues sabe que no puede hacer nada más para ayudarme que animarme a que continúe intentándolo. Y eso hace.
No se cuanto tiempo pasa, yo me esfuerzo, pero cada vez que lo hago la corriente termina atrayéndome hacia ella. Pienso en desistir, no puedo más, el agotamiento me puede. Lo he intentado, lo juro. Murmuro algo como "diles a mis padres que lo siento". Solo me queda una oportunidad, la última. Y ante el cansancio, aparece algo que nunca había percibido; mi cuerpo va solo y la adrenalina hace que emplee todas mis fuerzas. Comienzo a notar que salgo, la corriente ya no me atrapa, sino me empuja. Lo he conseguido.
Intento aprender algo de esta experiencia, y me quedo con que incluso las cosas más bonitas tienen un punto peligroso. Tal vez nos dejamos llevar por su apariencia, y no pensamos en el riesgo, y esto es algo que se puede aplicar a muchas cosas en la vida. Él parecía perfecto, pero puedo afirmar con total rotundidad que solo se trataba de una percepción equivocada.