22.6.14

Despertares de domingo



Caían unas pocas gotas, que se reflejaban en la piscina. El verano había comenzado con el peculiar aroma a azahar, invadido ahora por aquel olor tan característico de las tormentas de verano.
Me despertó la tranquilidad que desprendía la casa, y la canción que se escuchaba de fondo: Angel de Jack Johnson. 
Era domingo, así que pospuse el despertador unos minutos, que se convertirían en horas. La canción no cesaba, y decidí medio dormida, que cuando despertara la cambiaría.

Recordé los múltiples despertadores que había escuchado aquel año, las diferentes situaciones en las que me había encontrado, pero siempre, o casi siempre el mismo día de la semana: domingo.
Violento Amor de Pereza para ver una carrera de Motos a las 9 de la mañana.
Una canción preciosa que aunque había estado sonando cada domingo durante un año, desconocía el título.
El romántico despertar con La dansa del vestit de Txarango, tras las primeras paellas universitarias.
Amelie de Pereza, también representaba un buen despertar, con pequeñas sonrisas que nacieron un verano, pero que apagarían y darían paso a otro despertador.
El de una llamada, tras una noche al lado de un viejo amor, que solo confirmaba que la infinidad de la noche no dura  más que unas horas, y al día siguiente la magia se escapa con el sonido de un despertador, o de una llamada de una novia preocupada.

Y volvemos a la realidad, y la diversión y la despreocupación se esfuman, y hemos de enfrentar un nuevo día.
He terminando odiando, cada una de esas canciones, aquella llamada.
Pero hay momentos en los que tú decides si quieres cambiar de canción o que esta permanezca sonando durante horas. No dependes de que alguien la repita o decida levantarse. Simplemente las decisiones vienen de tu mano, y pensándolo bien, Angel de Jack Johnson no está nada mal. Ni despertar en tu casa, con el sonido de la lluvia y el despertador de fondo, oliendo a verano.


7.6.14

Smart is sexy

No se conocieron en una discoteca, ni en la universidad. No fue en el metro que frecuentaban cada día. Ni en la ciudad de vacaciones a la que solían ir.
Si no en una entrevista en la que ella mostró todo lo que había ido cultivando durante años. Lo que nadie había visto, porque al fin y al cabo eran cosas imperceptibles que la discreción silencia.


Su belleza le cautivó, porque Mar era así, completamente natural. Pero no te equivoques, no hablo de su belleza física, si no de todo lo que abarcaba una mujer que había adquirido conocimientos más allá de lo que muchos creían. 
Estaba al día en la actualidad, se podía hablar con ella de infinidad de temas, mostrando una opinión madura y clara. Haciendo honor a los libros, revistas, periódicos, conferencias, reuniones, que le habían marcado desde prácticamente toda su vida.


Él no era una de esas personas que busca en una mujer un mero pasatiempo, un objeto con el que poder divertiste una temporada. Al contrario de lo que se pueda pensar, también existían esos hombres a los que les habían roto el corazón, pero Pedro no por ello perdió las razones de encontrarla.
Simplemente buscaba una compañera que le proporcionara estabilidad, confianza y razones. Todo lo que ella mostraba desde una perspectiva nítida, llana como era ella.



Y en la ambigüedad de la vida, las diferentes opciones, las distintas perspectivas, encontraron dos personas lo que andaban buscando, aún sin saberlo.
Desvelando así el inequívoco error en el que la sociedad se encuentra obstaculizada: pues existen esta clase de personas con una mente encantadora. Quien utiliza todo juicio para ser alguien feliz y afortunado. Conceptos que van unidos en cualquier escala.


Mar era todo lo que las mujeres que Pedro había dejado atrás no tenían. 
Pedro simplemente era lo que Mar necesitaba. Un complemento, un aventurero tan alentador que empujaba de lleno contra cualquier pero.
No era casualidad que se encontrasen en aquella entrevista. Las acciones que fueron escogiendo llevaban a un lugar, a un tipo de persona. 
Cuando nuestros principios guían nuestras acciones, te encuentras en el camino que tú mismo has creado. Y aparece alguien que te demuestra porque algunos no se quedaron. 
Tal vez no lo comprendieses en su momento, pero ahora te das cuenta de que toda espera tiene su recompensa. 
Y que la tuya, ha llegado en forma de nombre y apellidos.
La fortuna de cada uno no es siempre un simple valor monetario, ya que en el balance de tu vida te das cuenta de que la calidad de vida muchas veces se ve reflejada por la calidad de las personas a tu lado.