Se miraban, le acariciaba y le llenaba de amor. Por que lo suyo era así; no necesitaban grandes cosas y aquello le completaba.
Recordó el buen día que decidió evitar las expectativas y dió rienda suelta a vivir lo que estaba ocurriendo en realidad y no lo esperado.
Comenzó a sentir por otras personas y la vida le sorprendió.
Fue gratificante el momento en el que tomó aquella iniciativa, a la vista insignificante, pero sorprendentemente la respuesta fue tan positiva que no pudo evitar el gran salto que es el enamoramiento.
Y alguien le hacía sentir vivo, joven, lleno de experiencias por vivir, de recuerdos que fabricar.
En ese momento sonaba Mrs Robinson, y Martina supo que aquella sonrisa ya había quedado guardada como uno de los mejores recuerdos de ese mágico año.
Lo único que deseaba era eternificar ese instante y que nada terminara.
Pero sabía que eso nunca había sido más imposible, y tal vez por ello lo deseara con tanta fuerza.
Martina Romá.
Me gusto muchoo :)
ResponderEliminarbesos
Muchas gracias Sophie : )
EliminarEl idioma del amor es tangible y penetrante, ese idioma de la pasión que eriza hasta las entrañas.
ResponderEliminarUn beso dulce de seda.
El idioma de la pasión es universal !
EliminarMuchas gracias por pasarte María.
Que tremenda canción, lo he puesto como banda sonora del relato ;-)
ResponderEliminarAbrazos
La verdad es que es una gran canción, banda sonora de relatos y de vidas :)
EliminarUn fuerte abrazo!
Quién sabe... quien lucha por lo que quiere, lo acaba consiguiendo, o al menos en parte. Y menos da una piedra.
ResponderEliminarQue disfrute mientras lo viva, es lo más bonito, conectar con el presente sin pensar en nada más.
Besos
¡Ya podríamos mantener la estabilidad por largos periodos de tiempo, no?!
EliminarSin duda, hay que disfrutar del momento sin pensar en que va ha ocurrir después, vivir el ahora.
Un besazo