15.12.18

Una habitación con vistas al interior


Me fascinan los atardeceres. Los diferentes colores en los que se transforma el cielo. Ese lugar con tantísimos años, testigo de millones de historias.

Particularmente esta es la mía. 

Unas vacaciones en Roma que duraron diez meses, una palmera que simboliza raíces: el jardín de casa, los veranos en la piscina mirando hacia arriba y admirando las ramas y sus formas, sombras y colores.

Las nubes representan la Martina soñadora, creativa y con inquietudes artísticas. La combinación de colores, significan los diversos momentos, etapas y experiencias que atraviesa cada ser humano.

Edificios de fondo: la civilización.

Una piel morena, resquicios de un verano repleto de recuerdos.

Rizos, característicos de este ser que pretende admirar diferentes perspectivas de una misma realidad. No hay nada menos heterogéneo que la verdad.

La LUZ iluminando el paso inexorable del tiempo.

Una habitación de un nuevo año: lejos de todo, adaptación (de nuevo) al pasado-futuro. Un comienzo de curso sin recibir clases, impartiéndolas.

La foto de arriba tendrá un año. Recuerdo lo acontecido en el transcurso y me doy cuenta de cuántos conceptos acumulados, exposiciones y crecimiento.

Sobre todo tras analizarla veo nítidamente balance, equilibrio, quietud interior, consciencia y estabilidad. Tal vez esta percepción esté sesgada por la melodía de Leonard Cohen tan luminosa como lo que proyectaba desde su interior. 
Las vistas de cada habitación reflejan lo que cada uno quiera. Esta es la mía.

Martina Romá





6.11.18

Problemas del primer mundo


Los baños del festival están sucios
La bebida es demasiado cara
Mañana tengo que hacer un trabajo
Debería estudiar más inglés
¿Me compro este u otro coche?

Es lo que tiene vivir en la abundancia

Vivir en la opulencia nos hace olvidar lo que tenemos

Y olvidar lo que no tienen muchas personas en Ghana, India, África o Brasil

El principal problema del primer mundo es la inconsciencia

El quejarnos por banalidades

Cubrir las necesidades básicas y después centrarnos en el crecimiento personal y la autorealización,

Nos volvemos egoístas y ególatras,

Porque la justicia cuando tus necesidades básicas están cubiertas pierde el sentido

Y justicia es que los baños estén limpios
Que la bebida sea accesible
Tener más tiempo para no tener que sucumbir al coste de oportunidad
Que me pueda comprar el coche que deseo (el que poder y el marketing me han inculcado)

Pero, ¿no es acaso justo contribuir a la mejora de la vida de personas en riesgo?
¿No es justo que el mundo experimente un crecimiento sostenible?
¿Es justo sinónimo de imposible, irreal y ficticio?
Y más ahora
Y más en estos países desarrollados
Con patrocinios, con industria, 
Con cultura, con conocimientos

¿Es erudito sinónimo de justo? ¿Es la cultura directamente proporcional a la justicia?
El tiempo que se le dedica al desarrollo de conocimientos técnicos debería ser proporcional al de habilidades humanistas

Vivimos en la riqueza mientras en el mundo sigue existiendo hambre  
Es un sinsentido que continuemos devorando alimentos, devorando libros, y que culturizarnos no vaya ligado a tomar conciencia
Al final parece que si está en los libros es justo; es irreal, imposible y ficticio

Hay obesidad mientras hay inanición
Mala actitud mientras tenemos vida 
Inmuebles disponibles, gente en la calle 
Miedo por perder trabajos, estancamiento y conformismo
Odio al diferente, cuando todos lo somos
Tristeza por quien no nos recuerda, aversión por quien no quiere recordar las atrocidades que le ha tocado vivir

Debatir es infame, desamparar a quien no tiene las mismas ideas y valores está a la orden del día
  
Nada nuevo ha quedado aquí plasmado. Y tal vez ello sea el problema del primer mundo: que conozcamos estas ideas, que incluso comulguemos con ellas, pero que nada hagamos por cambiar el statu quo; porque al final el sistema nos abraza con tanta intensidad que nos impide discernir la realidad de la fantasía inculcada.


Martina Romá

21.10.18

El imaginario de la posesión hace del amor una situación de guerra

https://marcli4.tumblr.com/post/179275932868/no-era-más-que-un-zorro-semejante-a-cien-mil

Un lugar que no me pertenece pero al que pertenezco.

Al igual que estos lugares son mágicos, también se producen conexiones con seres que aunque tendamos a pensar que nos pertenecen (i.e. un perro), somos nosotros quien les pertenecemos a ellos.
En definitiva, los roles se invierten porque no existen.
Nos empeñamos en pensar que los animales han de tener un dueño, pero ellos eligen una figura de referencia que sospecho es la que más amor les brinda.

Yo no le daba de comer cada noche, ni le cambiaba el agua cada día. Pero dábamos paseos juntos, nos sentábamos sin ningún pretexto por el campo y, en realidad no hacíamos nada especial más que disfrutar de nuestra compañía.
Simba ha sido algo que no me ha pertenecido sino que yo he pertenecido a él.
Como una vez escribí en un pie de una foto suya: "El imaginario de la posesión hace del amor una situación de guerra".

Pues pertenecer cuando se trata de compartir la vida tiene una acepción distinta. 
Particularmente creo que es la libertad de escoger. Un amigo no me pertenece pues el amor es libertad. Es SER cuando estás con ese algo o alguien que te permite ser tu mismo. Sin importar tus aciertos o tus derrotas, por ello te aleja del ego y te acerca a la esencia.
Dando. Recibiendo. Amor. Cariño. Paz. Libertad.

Martina Romá