A veces olvidamos lo más importante, lo menos superfluo, aquello que nos pueden quitar en décimas de segundo, el valor de la vida.
Pese a no darnos cuenta, todos los días estamos sometidos a situaciones de riesgo que podrían cambiar todos los esquemas que tenemos establecidos y empujarnos de lleno contra una adversidad.
Por mi parte déjame decirte que a mi este día no se me va a olvidar jamás.
He podido imaginar varias veces que pasaría si esto ocurriese, pero nunca lo había vivido con tanta intensidad. En esas milésimas de segundo solo he podido sentir culpabilidad y un deseo abismal de detener el tiempo. Pues lo último que quisiera es ser responsable de llevarme la vida de otros.
No se expresar si he tenido mala suerte o buena, pues según se mire el destrozo es solo material, y que podría haber pasado si alguna variable de este espacio-tiempo hubiese sido diferente podéis imaginarlo.
Me he dado cuenta de que en ese segundo nuestra mente cambia el chip, y ocurren las extendidas imágenes de situaciones vividas con personas importantes.
No se, es todo tan confuso. Ni siquiera entiendo si nos han devuelto la vida o han estado a punto de quitarnosla.
Lo que sé es que me ha servido tanto… La conmoción del principio se ha transformado en descubrir que la vida tiene un valor incalculable, que va mucho más allá del dinero, poder, codicia, deseo. Es algo tan intangible que es difícil de comprender con claridad. Pero al menos extraigo que esta vida la definen todas las personas que me rodean. Todas las personas que me aportan día día o simplemente un poquito de su tiempo para crecer como persona.
Por eso me gustaría agradeces a todas y cada una que me hacen sentir especial. Mis amigos y mi familia, un pilar fundamental, que me ayudan en todo y forman el puzzle de mi vida, tan complejo y magnífico... A todos los que me habéis aportado un pedacito de vida, creo que gracias a vosotros estoy aquí.
Pero en algún momento algo cambiara, y yo no sé que día me llegará la hora, no se si es mañana, este mes, o dentro de 50 años. No sé en qué lugar: un hospital, una carretera, una cama o por la calle.
Pero el día que sea a la hora que sea, podré afirmar con total rotundidad que habré sido feliz. Que he tenido una vida genial, con momentos dolorosos que me han servido para valorar los momentos perfectos.
Y que seguramente alguno de estos, los habré compartido contigo, dalo por seguro.
Sois excepcionales... Gracias y mil gracias por esta vida que me ha tocado. Gracias por recordarme cada día que soy importante para vosotros.
Os quiero