Cada estación del año es distinta, y en comparativa con otros años, diferentes sensaciones, vivencias y sentimientos se apoderan de nosotros y nos empoderan.
A veces nos empeñamos en volver a lo que fue sin darnos cuenta de que el pasado quedó así por motivos con precedentes.
La palabra verano es una de las más bonitas del mundo, evoca miles de sensaciones y tiene la connotación más positiva que conozco junto a la palabra amor. Si a ello le añades la palabra noche y haces una combinación de las tres anteriores, puedes alcanzar el clímax.
Este verano se está caracterizando por un hecho curioso, la aparición momentánea de fugaces instantes y estrellas.
La primera creo recordar que fue justo cuando comenzaba el verano y eres consciente de que tienes por delante un par de meses en los que sucederán muchas cosas que recordarás el resto del año. En esa noche para recordar en la costa alicantina fui la única de mis amigas que la vio. Así que pensé que ese era un buen momento para recordar confesiones que se cuentan pocas veces en la vida.
La segunda estábamos en un chiringuito en la arena despidiendo a una buena amiga que se iba a Nueva York y tomando una cerveza con granizado de limón, y ahí apareció. ¡Qué emoción y exaltación calmada!, el chico de mi lado también fue consciente de ese minúsculo movimiento en el cielo y lo celebramos juntos.
La tercera diría que fue una de las mejores estrellas y momentos del verano. Tras llegar a casa después de una buena fiesta de domingo, acompañada por una amiga, pensamos que sería una buena idea ver las estrellas desde la piscina subidas en una barca hinchable cada una, para no mojarnos y no hacer ruido. Sin darse cuenta entre la oscuridad, mi amiga no acertó al tirarse sobre la barca y cayó al agua. La risa de ese momento es incomparable a cualquier otra de estos meses, y justo en ese momento apareció otra estrella fugaz. ¿Podía haberlo hecho en un instante más oportuno? El(i) se ahogaba de la risa y yo también acabé dentro del agua con uno de esos baños nocturnos que caracterizan el verano. Después de eso, como El(i) no pudo verla esperamos más de media hora dentro del agua para ver otra pero no apareció y nos dimos una ducha de agua caliente; aquello fue como cuando esperas algo y no llega, tus expectativas no se cumplen y sientes un vacío, sin embargo cuando aparece algo que inconscientemente estabas buscando, te invade ese éxtasis./una emoción difícil de describir
La cuarta estaba con todas mis amigas en uno de estos locales chill-out que hay en los puertos, y relajadamente se distinguió otra en el cielo, lo cual es bastante atípico porque había bastante contaminación lumínica en la zona. Creo que fui la única de nuevo en verla. Pero lo curioso de aquella noche es que apareció alguien del pasado a quien no esperaba y le volví a dejar entrar.
La quinta estrella fue en una montaña pero fue menos sonada porque luego vimos más de 15 en la Lluvia de San Lorenzo, donde subimos a la cima más alta de la zona y en el camino vimos una de las más bonitas que he visto en mi vida, larga, intensa, duró más de lo normal, tal vez por el cansancio del transcurso del camino.
Pero ocurrió que cuando llegamos tras una excursión nocturna de más de una hora a pie, el cielo estaba mayoritariamente cubierto por nubes y no se distinguían estrellas. Pero intentamos disfrutar de la velada contando cosas y muriéndonos de frío, la suerte es que Meri Pompins sabía mucho de la diferencia entre estrellas y meteoritos, y nos hizo una explicación que yo no se si la llevaba preparada de casa, pero fue una conversación tan interesante como lo es ella. Ojalá que también tú tengas una amiga que te pueda explicar curiosidades de cualquier tipo.
Serían las cinco de la mañana y lo bueno de dormir a la intemperie fue que el frío y la incomodidad nos hicieron despertarnos y vimos una de las perspectivas más increíbles que he podido contemplar. El cielo completamente lleno de estrellas y estrellas fugaces que se asomaban cada cinco, quince o treinta segundos.
Después de eso ocurrieron muchos sucesos, y también llegó un punto en el que habíamos hecho tantas cosas dentro de nuestras posibilidades que lo que hacíamos era repetirlas, y siempre jugamos con las expectativas y aunque crees que el verano es el mejor momento del año junto con las vacaciones, el ocio, la diversión y la libertad; te das cuenta de que durante el año suceden muchas más cosas de las que puedes esperar en dos meses de verano, y que la adrenalina que te producen los cambios y salir de la zona de confort ahora te gusta más que una fiesta en una discoteca.
Tal vez mis palabras favoritas no sean las mejores, puede que simplemente sean las que más idealizadas tenemos. Tal vez estemos más enamorados del deseo que de lo deseado. Pero hay una realidad mantenida en secretismo, y es la suficiencia de hallar la libertad en la cárcel más tediosa. El refugio no se encuentra en ninguna estación, el amor es el refugio del que estamos hechos.
Martina Romá.
Mi refugio (u)crónico donde conocí la libertad desnuda Suso Sudón y Pedro Pastor
Martina! Qué alegría volver a leerte! me encantó tu entrada,llena de recuerdos,sensibilidad y emoción! Me gusta mucho leerte! Un besazo!
ResponderEliminarA mi también me encanta leerte, un gran abrazo Lunaroja (:
EliminarSimplemente sensacional, eres una estrella, y por suerte, aunque desde lejos, te veo brillar en cada texto, todas tus palabras arrojan una luz impresionante. Espero que no dejes que se apague jamás, y que encuentres muchas estrellas en tu camino.
ResponderEliminarUn placer volver a leerte.
Un beso :D
Muchísimas gracias Miguel, me ves con unos ojos especiales, y me encanta que así me veas.
EliminarGracias por ser como eres, y por tus palabras...son preciosas!
Un gran abrazo, te deseo lo mejor!!
Wow. Hacía tiempo que no pasaba por aquí, y ahora, que lo estoy volviendo a retomar, entiendo por qué te leia tan a menudo.
ResponderEliminarUn beso♥
¡Muchas gracias!
EliminarUn saludo y nos leemos