8.8.13

Hoy quería hablarte de los días en los que te derrumbabas y sonaba el teléfono.

Todos tenemos días en los que nos encontramos decaídos, sin ganas de continuar.
Me he dado cuenta de cuán importante es tener a tu lado a personas que te hagan feliz.
Personas que te conocen a la perfección, que con una simple mirada, un simple comentario, entienden que no estás bien.
Que necesitas un pedacito de ellas para poder continuar.
Y es ahí cuando entran ellas.
Cuando hacen lo posible para verte bien, para hacerte reír, para que olvides el problema que tienes, y lo consiguen.
Para mí tengo las mejores amigas del mundo.
Cuando veo grupos que se separan, que discuten, que se hacen putadas, nos veo a nosotras. Que nunca nos liaríamos con el que a una amiga le gusta, que nunca nos dejaríamos tiradas, que tenemos muchas más amigas, pero nosotras cuatro nos complementamos y nos entendemos.
Pienso que unas mejores amigas no se eligen, tu vas conociendo a gente, vas haciendo amigos, amigas, pero hay algunas que por su personalidad concuerdan mejor contigo, que te calan más hondo que otras, que quieres que no se separen de tu lado, porque te das cuenta de lo que valen.
Y de ahí sale el grupo más compenetrado que imagino. Una semana en un camping y no hemos necesitado nada mas que nuestra compañía.
Nuestras ganas de reír, de compartir momentos, de disfrutar.
Al fin y al cabo, la amistad multiplica las alegrías y divide las penas.