22.3.14

La pequeña Julia

Julia había crecido en una familia con principios. Siempre había oído hablar de compartir, de repartir la riqueza para que la gran parte de la población pudiera cubrir todas las necesidades. 
Pero he ahí la cuestión, ¿cuándo se cubren las necesidades? 
Los elementos materiales ayudan a satisfacer y mejorar la calidad de vida. Pero nunca se había dado cuenta de la dependencia que sustentaban en ella.

Recuerdo bien como comenzó todo. 
Llegó a casa con aquel BMW de su padre. Y les saludó con un beso a cada uno. Luego, se tumbó en un sofá de cuero negro reclinable. Sacó el Mac y mientras navegaba por internet contestaba a los abrumadores mensajes que sonaban sin cesar en el IPhone 5. 
De fondo había puesta una película en TVE. 
Dejó lo que estaba haciendo y comenzó a prestar atención a lo que más que una película le serviría como una herramienta para cambiar lo establecido hasta ese momento en su vida. 
La película se llamaba Vicente Ferrer, y sus padres le aportaban toda la información que necesitaba para comprender con totalidad aquella obra que desarrolló en tierras orientales. 
Como ella me contaba, comenzó a sentir fascinación por aquel hombre y su mujer que dedicaron su vida a mejorar la situación en la que se encontraba una parte menos favorecida de la India. Existen personas extraordinarias, pensaba al observar todo lo que eran capaces de hacer. 

A partir de ahí su mente cambió. ¿Cuál es mi lugar en el mundo? ¿Cuán egoísta soy? ¿Puedo cambiarlo?  Son preguntas que se formulaba al darse cuenta de que se había convertido en una niña materialista, que sólo se preocupaba de lo que pasaba en su círculo cercano. La crisis que le rodeaba quedaba remota de las necesidades que tenían en aquellos países que teníamos olvidados. 
Y todos esos pensamientos fueron derivando en una idea, no se sí grande, pero cambiaría el transcurso de sus días. La manera de ver las cosas y le ayudaría a crecer y madurar. 
Julia se dió cuenta de que para ser una persona extraordinaria hace falta voluntad y dedicación. Los ideales han de ponerse en práctica, porque el egoísmo nos abraza, y a veces con tal fuerza que nos es imposible mirar hacia otra parte que la que se nos pone en frente. 

Como decía Martin Luther Kinghemos aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir juntos como hermanos.

13.3.14

¿Qué te hace grande?


Cuando tienes un recuerdo así en la memoria, 
es difícil no pensar en el noche tras noche. 
Por eso yo lo escribo, 
y así parece que me libero de tal pensamiento. 



Aunque era un día de verano, las nubes encapotaban la ciudad condal y el calor no era tan intenso. 
Hoy no vamos a la playa, pensé al despertarme. 
Y no, efectivamente aquel no era un día para ir a la playa; o eso me demostraron las sonrisas entrecortadas en la cocina, aquellas miradas que invadían nuestro hogar. ¿Qué pasa? Es todo tan extraño.
Tardé poco en contagiarme de aquel sentimiento de tristeza que nos acosaba de nuevo.
Y a la tarde volvimos al lugar que recuerdos tan negativos guardaban. 
Él estaba sentado a mi lado, entre tanta muchedumbre y su mano con fuerza apretando la mía me transmitía aquel calor tan necesario en esos momentos. 

Por mi parte, conocía a la persona que se había ido, a sus hijos y nietos, pero no en aquella situación donde las lagrimas invadían sin pudor aquellos ojos descritos únicamente por un adjetivo: vida.
Y era irónico como aquel hombre se situaba en frente nuestra, con palabras de calma y ánimo, que poco podían hacer frente a tal desconsuelo.
Y mientras, pensaba que tal vez egoísta de mi, quería congelar el tiempo. Que no tuviera que ser yo la que estaba sentada en primera fila con el corazón encogido porque él se va. 

Entonces era yo quien le apretaba con fuerza, para sentir que estaba a mi lado y que nada cambiaría, no por ahora. No me sueltes la mano, no ahora, papá. 




Y fue en ese instante cuando aprendí que despedirse de las personas que queremos es algo tan importante como necesario, pues no sabemos si se irán sin previo aviso. 
Por esa razón, comencé a valorar las miles de cosas que hacen por nosotros, día a día.¿Como agradecer a quién te hace grande?

10.3.14

¿Y si el amor nos engaña?

Deseo cosas imposibles. 
Es curioso como las personas nos marcamos objetivos. 
Algunos alejados de la realidad, que nunca llegaremos a cumplir. Otros, con dedicación y esfuerzo podemos conseguirlos. 
¿Eras tú mi objetivo? Me pregunto mientras me acabo la tercera copa de vino blanco. 
Tal vez solo eras una vía de escape a un sentimiento mucho más intenso, e incontrolable. 
¿Cómo se supera un gran amor? O mejor dicho, desamor. 
Esa pasión tan grande y espontánea, que no tiene razón de ser ni explicación. Que por mucho que lo piensas, no lo entiendes. 
Puede que hayas aprendido miles de millones de cosas en esta vida, pero aquello que llaman inteligencia emocional no nos lo enseñaron en la escuela. 
Nadie nos dijo como debíamos actuar frente a impulsos del corazón, o como reaccionar frente a engaños. 


Con la cuarta copa de vino mis dudas no hacen más que multiplicarse y buscar razones, porqués, motivos, que te llevan a estar tan cerca, pero a la vez tan lejos.