16.12.16

Sharing is caring


La última vez que nos vimos acabe hablando sobre conocerse y re- conocerse.  Por si no lo notasteis el matiz al que me refería era de volver a conocerse y conocerse más a uno mismo.  
En este momento de mi vida voy a retomarlo,  y hablaré no únicamente de conocerse más a uno mismo sino de reconocerse en lo que se hace,  en el espejo,  en los propios pensamientos,  en las conductas,  en los hábitos. 
Creer en lo que se hace y encontrar momentos felices en el día a día. 
Soy consciente de que nos encontramos en un camino con un gran trayecto a recorrer,  pero lo que me agrada es mi camino,  creo en él,  y aunque no sea el mejor ni el más perfecto,  me gusta porque siento que lo voy creando yo misma día a día con mis acciones.  Esto no quita que en un momento determinado decida cambiar el camino o tomar otra dirección,  pero tengo claro que no me arrepentiré de lo vivido,  y me quedo con eso.  
Para mi este curso, la Akademia ha significado dos cosas: consciencia y agradecimiento 
La consciencia en la Lucha contra el miedo y los sentimientos negativos y esa búsqueda incluso obsesiva de encontrar la felicidad en las cosas pequeñas del día a día.  Apreciar lo imperceptible. 
La voluntad de tirarme a la piscina,  tu puedes con esto y más,  la ambición de vivir esta única vida.
En cuanto al agradecimiento: me siento afortunada de haber realizado este curso tan enriquecedor, que puedo decir que me ha hecho más consciente, difuminando la venda que habitaba en mis ojos, abriéndome la posibilidad de comprender a los demás y a mi.  Con esto no quiero decir que sea la solución a todos los problemas pero si un medio,  una herramienta para adoptar la mejor actitud para afrontar cualquier problema. 
Agradecimiento al ser consciente de lo valioso que tengo en mi vida y valorarlo. Rodearme de personas que me aportan y a las  que aprecio y posibilidad de elección. 
Aprender y la necesidad constante de aprender y compartir conocimiento,  tanto académico como de la vida o de las perspectivas que cada uno tenemos. 
Pues junto con la aceptación del yo, el reconocimiento a mí misma y el agradecimiento me gustaría añadir una reflexión que leí en la manera 99 de conectarse a la fuente, de Arnau Benlloch “Siento que el principal motivo por el que nuestra alma alquila este vehículo llamado cuerpo para estas vacaciones que llamamos vida es para aventurarse en un intenso viaje en el que aprender a amar y trasladar esa información amorosa allá donde haga falta.”

Pues GRACIAS por todo lo aportado, por el amor, y sobre todo por abrir las ventanas a una vida plena.

Martina Romá 

9.10.16

Fugaces instantes y estrellas

Cada estación del año es distinta, y en comparativa con otros años, diferentes sensaciones, vivencias y sentimientos se apoderan de nosotros y nos empoderan.
A veces nos empeñamos en volver a lo que fue sin darnos cuenta de que el pasado quedó así por motivos con precedentes.
La palabra verano es una de las más bonitas del mundo, evoca miles de sensaciones y tiene la connotación más positiva que conozco junto a la palabra amor. Si a ello le añades la palabra noche y haces una combinación de las tres anteriores, puedes alcanzar el clímax.
Este verano se está caracterizando por un hecho curioso, la aparición momentánea de fugaces instantes y estrellas.

La primera creo recordar que fue justo cuando comenzaba el verano y eres consciente de que tienes por delante un par de meses en los que sucederán muchas cosas que recordarás el resto del año. En esa noche para recordar en la costa alicantina fui la única de mis amigas que la vio. Así que pensé que ese era un buen momento para recordar confesiones que se cuentan pocas veces en la vida.

La segunda estábamos en un chiringuito en la arena despidiendo a una buena amiga que se iba a Nueva York y tomando una cerveza con granizado de limón, y ahí apareció. ¡Qué emoción y exaltación calmada!, el chico de mi lado también fue consciente de ese minúsculo movimiento en el cielo y lo celebramos juntos.

La tercera diría que fue una de las mejores estrellas y momentos del verano. Tras llegar a casa después de una buena fiesta de domingo, acompañada por una amiga, pensamos que sería una buena idea ver las estrellas desde la piscina subidas en una barca hinchable cada una, para no mojarnos y no hacer ruido. Sin darse cuenta entre la oscuridad, mi amiga no acertó al tirarse sobre la barca y cayó al agua. La risa de ese momento es incomparable a cualquier otra de estos meses, y justo en ese momento apareció otra estrella fugaz. ¿Podía haberlo hecho en un instante más oportuno? El(i) se ahogaba de la risa y yo también acabé dentro del agua con uno de esos baños nocturnos que caracterizan el verano. Después de eso, como El(i) no pudo verla esperamos más de media hora dentro del agua para ver otra pero no apareció y nos dimos una ducha de agua caliente; aquello fue como cuando esperas algo y no llega, tus expectativas no se cumplen y sientes un vacío, sin embargo cuando aparece algo que inconscientemente estabas buscando, te invade ese éxtasis./una emoción difícil de describir

La cuarta estaba con todas mis amigas en uno de estos locales chill-out que hay en los puertos, y relajadamente se distinguió otra en el cielo, lo cual es bastante atípico porque había bastante contaminación lumínica en la zona. Creo que fui la única de nuevo en verla. Pero lo curioso de aquella noche es que apareció alguien del pasado a quien no esperaba y le volví a dejar entrar.

La quinta estrella fue en una montaña pero fue menos sonada porque luego vimos más de 15 en la Lluvia de San Lorenzo, donde subimos a la cima más alta de la zona y en el camino vimos una de las más bonitas que he visto en mi vida, larga, intensa, duró más de lo normal, tal vez por el cansancio del transcurso del camino.
Pero ocurrió que cuando llegamos tras una excursión nocturna de más de una hora a pie, el cielo estaba mayoritariamente cubierto por nubes y no se distinguían estrellas. Pero intentamos disfrutar de la velada contando cosas y muriéndonos de frío, la suerte es que Meri Pompins sabía mucho de la diferencia entre estrellas y meteoritos, y nos hizo una explicación que yo no se si la llevaba preparada de casa, pero fue una conversación tan interesante como lo es ella. Ojalá que también tú tengas una amiga que te pueda explicar curiosidades de cualquier tipo.
Serían las cinco de la mañana y lo bueno de dormir a la intemperie fue que el frío y la incomodidad nos hicieron despertarnos y vimos una de las perspectivas más increíbles que he podido contemplar. El cielo completamente lleno de estrellas y estrellas fugaces que se asomaban cada cinco, quince o treinta segundos.  

Después de eso ocurrieron muchos sucesos, y también llegó un punto en el que habíamos hecho tantas cosas dentro de nuestras posibilidades que lo que hacíamos era repetirlas, y siempre jugamos con las expectativas y aunque crees que el verano es el mejor momento del año junto con las vacaciones, el ocio, la diversión y la libertad; te das cuenta de que durante el año suceden muchas más cosas de las que puedes esperar en dos meses de verano, y que la adrenalina que te producen los cambios y salir de la zona de confort ahora te gusta más que una fiesta en una discoteca. 

Tal vez mis palabras favoritas no sean las mejores, puede que simplemente sean las que más idealizadas tenemos. Tal vez estemos más enamorados del deseo que de lo deseado. Pero hay una realidad mantenida en secretismo, y es la suficiencia de hallar la libertad en la cárcel más tediosa. El refugio no se encuentra en ninguna estación, el amor es el refugio del que estamos hechos. 

Martina Romá.


Mi refugio (u)crónico donde conocí la libertad desnuda Suso Sudón y Pedro Pastor


29.6.16

Discurso de Graduación Colegio Esclavas

Buenas tardes a todos y a todas,

Que toda nuestra vida sea un continuo acción de gracias” Esta frase de Santa Rafaela me lleva a empezar con el sentimiento del agradecimiento. Ya que es uno de los sentimientos más poderosos que existen y estoy seguro que como representante de estos padres que estamos aquí, nos sentimos agradecidos de que nuestros hijos hayan llegado a esta etapa del camino.

Recuerdo los primeros días de colegio, con tres añitos, algunos recién cumplidos, cuando entrabais por la otra parte,  la parte de atrás, tan bonita: las palmeras, el paseo tan agradable, con la vegetación y vosotros tan pequeñitos, tan monos todos. Lo recuerdo con muchísimo cariño. Unos llegabais con las lágrimas en los ojos, otros con cara de expectación, otros con la incertidumbre de no saber que iba a pasar, pero todos cuando íbamos a por vosotros saltabais a nuestros brazos con la alegría del reencuentro y ahora estáis aquí, tan mayores y tan guapos. Es de mucho agradecer el esfuerzo para poneros tan bien vestidos y tan arreglados. La ocasión lo merece.

El tiempo pasa rápido, parece que fue ayer y ya habéis terminado esta primera etapa estudiantil. Esto es un final y un principio. Muchas veces en la vida nos encontramos con esta dicotomía. La alegría de empezar un nuevo camino, la alegría de crecer como estudiantes y como personas, la alegría de ver como vuestros conocimientos van aumentado, al igual que vuestras responsabilidades. Y la tristeza de dejar atrás esta etapa, una etapa donde se aúnan los sentimientos de la amistad, de los momento vividos, de las risas, de los éxitos y de muchas cosas geniales que os han sucedido a lo largo de este camino.  Quisiera felicitaros por haberlo conseguido. Hoy estamos aquí por vosotros, por y para vuestro futuro, que a la par es el nuestro, hoy los protagonistas sois vosotros, es vuestra fiesta, es vuestro momento.

También quiero tener unas palabras de agradecimiento para vosotros profesores y profesoras que los habéis acompañado hasta aquí. Mi admiración y mi respeto para cada uno. Estoy seguro que siempre habéis querido lo mejor para vuestros alumnos, los habéis querido enseñar, hacer de ellos las personas que son en este momento, hombres y mujeres de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús; siguiendo a  Santa Rafaela, una persona inspiradora que fomentaba los valores evangélicos, tan de moda, por cierto en este momento, como son: Justicia, Autoestima, Valor, Paz, Amistad, Compromiso e Igualdad.

            Para nosotros los padres y madres, gracias por depositar en ellos tanto esfuerzo, no siempre ha sido un camino fácil, pero lo hemos conseguido y aquí están. Disfrutamos aquí y ahora,  de su  felicidad. Felicidad compartida entre ellos y nosotros. El mejor regalo para una madre o para un padre es tener el orgullo de ver crecer a sus hijos e hijas y verlos caminar por la vida dando los pasos correctos, como el paso que ahora mismo están dando. Deciros, a vosotros nuestros hijos e hijas, que el trabajo no termina aquí, ya que estaremos siempre a vuestro lado para seguir dándoos nuestro apoyo incondicional, siempre estaremos junto a vosotros, no importa la edad que tengáis, ni el camino que recorráis, aquí nos tendréis, como siempre a vuestro lado.

Desde aquí y como padre, me gustaría deciros que seáis agradecidos, que recordéis como habéis llegado hasta aquí, daros un momento de reflexión y pensar quien os ha ayudado, quien se ha preocupado, aunque mejor, quien se ha ocupado, cuantos miedos habéis vencido, y cuanto os ha costado alcanzar esta meta, porque en definitiva quien ha llegado hasta aquí sois vosotros. Y ahora también quiero que os hagáis estas preguntas: ¿para qué estáis aquí? ¿para qué habéis llegado hasta donde habéis llegado?

Es increíble como cambia la vida de las personas cuando encontramos el para qué de nuestros esfuerzos, fracasos y éxitos. Como nuestros objetivos se ponen delante de nosotros y vemos que con esfuerzo, dedicación y coraje podemos alcanzar la meta que nos proponemos. Siempre hay que tener un meta a la que queremos llegar. Siempre hay que apuntar alto, porque sois capaces de todo.

Ahora empieza un largo camino para vosotros, un camino hacia el futuro y que se tiene que forjar en los momentos presentes. El presente es el tiempo en el que se vive, se ríe, se llora, se crece, se ama,… Una emoción que os ayudará a conseguir estas metas es, sin duda, la emoción de la pasión. Hacer las cosas con pasión os garantiza la felicidad en la vida, amad lo que hacéis y no tendréis que trabajar nunca.

Me gustaría que recordarais lo que ahora os voy a decir, y me gustaría que lo recordarais para toda la vida. Formáis parte del Colegio de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús. Y una parte importante de vuestra vida la habéis vivido aquí. Una  buena amiga mía dice siempre que me ve, y me encanta escucharlo, que los que hemos formado parte de este colegio somos personas diferentes. Que las Esclavas se lleva en el corazón allá donde vamos y que los demás perciben esa diferencia. Y no es más que la integración de los valores recibidos a través de los años que nos hemos ido educando aquí.
           
Decía Ghandi: “Se tú el cambio que quieres ver en el mundo” Y estoy seguro que con los conocimientos, junto con los valores adquiridos, hará que seáis el cambio que queréis ver en el mundo. Todo esto son piezas indispensables para construir una buena base donde asentar mujeres y hombres, porque el mundo os necesita a cada uno de vosotros, necesitamos que sigáis formándoos, que crezcáis más para que seáis la mejor versión de vosotros mismos.

Para terminar recojo una de las muchas frases que nos dejó Santa Rafaela: “Que me fije en lo importante y valore lo que tengo y lo ponga al servicio de los demás”. Para ella lo importante era el Amor. El Amor es el sentimiento más grande que podéis tener. Mientras haya Amor en vuestra vida, estaréis en el buen camino. Valorar lo que tenéis, es mirar hacia dentro y tener ese sentimiento de gratitud del que hemos hablado al principio. Valorar lo que tengo no son las cosas materiales, sino lo que somos y lo que queremos llegar a ser. Es valorar esas raíces en forma de valores que hagan de vosotros personas dignas de amar y de ser amados. Y solo así podréis poner al servicio de los demás estos valores. Valores inculcados y grabados en el Colegio de las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús.
Sois el futuro, lo que vosotros soñéis, lo que vosotros queráis lograr será el mundo de mañana. Y soñar por soñar, porque no soñar con un hermoso mundo.


            Muchas felicidades y feliz camino


Escrito por mi madre, para mi hermano, Amor y agradecimiento. 

9.6.16

SinFin, emocionante


Siempre he visto la vida como un camino. Un camino en el que al girarte desde tu posición actual, puedes observar todo lo logrado hasta el momento, y si observas hacia delante ves todas tus ambiciones, propósitos y metas.
También me gusta la idea de que la vida es un libro, con distintos capítulos y etapas. Pasamos por cada una de ellas, y llegado el momento cerramos capítulo y comenzamos uno nuevo, nos reinventamos.
Así mismo, una vez leí la vida como la progresión de un río, que desemboca en el mar. Pasando por distintos tramos nos aventuramos en cada ramal, conociendo el final, la consumación.
Pero en estas tres metáforas, podemos hallar un punto en común: el punto de inflexión donde tomamos la decisión de cambiar.
Este año, para mí ha supuesto un cambio (de paradigma) de pensamiento, la voluntad de encontrar la felicidad interiormente, de interpretar las situaciones de la mejor forma, dar lo mejor de mí.
No resignarme en el conformismo y tener la voluntad de vivir: desde la vertiente más positiva.
Pienso que la Akademia ha sido una experiencia muy enriquecedora, en todos sus ámbitos. Los facilitadores, que han compartido con nosotros sus conocimientos y su ilusión por este proyecto.
Mi acompañante, Sonsoles, ha sido excepcional. Hemos creado una incipiente amistad: desde la admiración me inspira y me motiva.
Y además para mi algo clave en este proceso ha sido la diversidad de personas, experiencias, opiniones y realidades que se han aunado cada martes tarde.
Por eso en especial quería agradecer a cada uno de mis compañeros Paula, Manu, Jose, Pedro, Patri, Joan, Virginia, Iñaki, Nacho, Vicente, Carles, David, Neus, Laura, Lorena, Álvaro, Alfonso, Isa,…
Realmente me ha encantado conoceros.
También quiero en especial agradecer a los que han hecho posible que este aquí, Paz, Gonzalo y especialmente a Ana.

He aprendido muchas cosas este año, como que...

La vida es un cambio de miras. Algunas veces solo con cambiar de perspectiva, la percepción de nuestra realidad cambia. Prueba a subir al tejado de tu casa, prueba a ver el mar desde la otra parte de la playa. Prueba a sentarte al lado de tu perro para ver cómo se ven las cosas desde ahí bajo. Prueba a escalar alto y observar al mundo desde allá arriba. (Yo lo he probado y he llegado a dos conclusiones):
-La primera es que la realidad es distinta según desde donde la miremos: arriba, abajo. Ego, esencia. Incluso la realidad es distinta según quien la mire, por eso no hay dos personas iguales, y la diversidad de opiniones puede enriquecernos, obtener la virtud.
-La segunda cuestión es que en todas esas miras, desde todos los puntos y sus perspectivas hay algo que está siempre ahí: nosotros mismos. Y si hablo de nosotros mismos hablaré de querernos, de aceptarnos.

Por último me gustaría hacer mención a una persona muy importante que he conocido.
He conocido a alguien muy especial en la Akademia, nos conocíamos de antes pero ahora tenemos una relación mucho más estrecha, duradera y cercana.
 Me escucha activamente, me respeta, comparte conmigo gustos, aficiones, me ayuda, me agradece como soy. Me hace cuestionarme tantas cosas, tener curiosidad y no estarme quieta...
Alguna vez nos enfadamos, la parte racional y emocional no se ponen de acuerdo y no se comprenden.  Pero en aprender a gestionar eso consiste la vida, ¿no?

He conocido (o re-conocido) a alguien: soy yo

Martina Romá

7.5.16

Sobre re-conocerse

Corro por la calle.
El éxtasis me persigue.
Me empuja.
¿Hacia dónde estoy yendo?
El chico con el que me cruzo se queda extrañado.
¿Qué pasará por su mente?
No hay tiempo.
Solo le doy vueltas a la idea de que estoy llegando.
Estoy llegando lejos.
Sin la pretensión de querer agradar.
Pero lo hago.
Y como me satisface...
¿Que pensarán papá y mamá de esto?
¿Será esta decisión tan relevante como ahora lo resulta?
¿Cuál es el punto en el que todo cambia?
¿Es este?


Martina estaba sorprendida.
Desde el prisma de la lejanía se veía viviendo su vida conforme a lo esperado.
Leyó una nota que escribió en 2013 que decía algo así como "da lo mejor de ti y lo mejor vendrá"
Tres años más tarde parecía una profecía autocumplida: cada hecho que ocurría le llenaba de vida, le magnificaba ver lo que estaba creando ella misma.
A través de conversaciones, de miradas, de sonrisas, conectaba con algunas personas desconocidas de forma que le permitía ampliar su visión de aquella realidad cambiante.
Los empresarios le contaban su experiencia hasta convertirse en alguien de éxito.
Los del instituto de investigación le relataban sus estudios y le introducían en su particular mundo a través de pequeños libros y cursos donde encontraba la utilidad de lo que llevaba cuatro años estudiando.
Aquel alumno que se sentaba a su lado terminaba por contarle su idea de negocio.
Los de la Akademia le transladaban una visión que la sociedad no le permitía admirar, se planteaba numerosas cuestiones acerca de las creencias, de los valores, de la alimentación, del mundo espiritual.
Además ampliar su círculo le había permitido conocer a personas que le impulsaban a alcanzar cada meta: porque era posible; porque ella era capaz de hacer lo que se propusiera.
Las clases de oratoria despertaban a Martina: los discursos de Martin Luther King y su "Tengo un sueño" que promulgaba la lucha pacífica con el fin de conseguir la igualdad en justicia racial. Las citas de Cicerón, de Julio Cesar, Bruto y Marco Antonio, Steve Jobs.
A través de estas referencias comprendía la efectividad de los argumentos empleados, las diferentes interpretaciones de conceptos como justicia, derecho, legitimidad...

Lo cierto es que Martina pensaba que era toda una suerte sentirse así.
Aquellos objetivos se estaban cumpliendo, y lo mejor de todo es que ella era consciente de este cambio. 
Martina pensaba que la suerte aparece cuando la preparación y la oportunidad se encuentran y fusionan.
Veía como su vida estaba cambiando. Cómo una decisión le estaba llevando a otra y por suerte o por azar, o por la combinación de preparación y talento, creaba sus propias oportunidades y su camino iba tomando forma. 
Por una parte se encontraba ensimismada, viendo como todo giraba y giraba, y como sus actos le llevaban a otros actos, a otras situaciones. Y en ese ensimismamiento, también iba aprendiendo y actuando.
Aunque también, le acechaba el miedo de no acertar en la decisión tomada. Sabía que nada de todo esto era irrevocable, y que si erraba podría volver a comenzar, pero le desesperaba la idea de perder el tiempo.
Entre el éxtasis y la consciencia apartó el miedo de su lado y disfrutó del momento. Aquel único momento a los veintiún años de Martina, que no volvería a suceder. Y comenzó a despertarse cada mañana con la sensación de que era un día importante en su vida: estaba formando su camino.
Saboreando el instante de vida, energía, magia y pasión, comenzó a ver su propio potencial. Aquellas fortalezas que le caracterizaban. Y dejó cualquier clase de conformismo y se re-conoció en su autenticidad.

¿Quién sabía si este era el punto en el que todo estaba cambiando? 

Martina Romá


22.4.16

Aún me acuerdo de ti


Hoy he soñado contigo 
Me contabas  que todo había sido un viaje y que estabas de vuelta
Yo no te creía: estuvimos todos el día de tu despedida 
Todos llorábamos, compungidos por haber perdido a un amigo
Y ahora con tu sonrisa me dices que era una broma todo y que no te has ido a ninguna parte

¿Sabéis a qué me refiero? Ese momento es el que sabes perfectamente que las cosas, desgraciadamente no son así. 
Pero, ¡oye! me apetece creerte y pasar un ratito más contigo.

¿Quién quisiera olvidarte? ¿Quién te recuerda? ¿Quién jamás te olvidará?
Me pregunto si magnificamos las ausencias o sencillamente valoramos lo que hemos tenido la suerte de conocer.
Yo no puedo responderte a las preguntas mencionadas, pero sí contarte las veces que me acuerdo de ti a lo largo de la semana.
Cuestiono la razón de tu partida, y no comprendo a quien tengo que atribuirle la culpa: a Dios, al karma, o al tiempo de aquel día.
Además, dentro de esta situación se supone que hemos de encontrar la aceptación.

No se si alguna vez conseguiré poder decir a alguien: adiós.
En ese mes de agosto, tampoco pude. No supe afrontar la pérdida de un amigo.
Recuerdo aquellos días con una amarga sensación. Los cambios extremos de emociones en un mismo día, que te hacen pensar en cómo debe de sentirse un bipolar.
Cuando estábamos en compañía intentábamos apoyarnos y no pensar. Pero inevitablemente en la soledad, aparecían los sentimientos y pensamientos que intentábamos coartar como si no pensar en ello nos fuese a disminuir o evitar el dolor.


Rebobinemos hasta la última vez que nos vimos. No sabes cuanto me alegro de haber actuado de aquella forma.
Me alegré de verte en aquel cine de verano. Y en el descanso entre las dos películas decidí coger una silla y sentarme a tu lado.
¡Cuanto tiempo! ¿Cómo va todo? Proyectos y metas que compartimos mientras comentábamos que nos teníamos que ver más a menudo.
Aquella decisión fue instintiva, solo me dejé llevar por lo que me apetecía. Sin vergüenzas ni sandeces, porque tenías esa capacidad de hacerme sentir que contigo podía ser conforme era.
Si algo te caracterizaba era la bondad y la comprensión. 
Y ahora miro atrás y me doy cuenta de que nunca he tenido la oportunidad de agradecerte los dos años que compartimos en clase, el apoyo cuando todo iba mal, las sonrisas mientras se me derramaba una lágrima por algo que, en ese momento creía que era lo más importante del mundo, y ahora con perspectiva veo que no era más que algo pasajero. 
Gracias Víctor, creo que darse cuenta de estos detalles llega a cambiar a las personas.


A menudo recuerdo ese instante en el cine de verano, y en mi mente se ha convertido en un rincón al que acceder cada vez que algo me evoca a ti.
También recuerdo el momento en aquella capilla repleta de gente de pie, no cabía ni un alma.
Un chico comenzó el que probablemente sería el discurso mas costoso de su vida.
Y dijo así: "Victor era mi mejor amigo" y la sala entera rompió a llorar.
Y en medio de ese sollozo habían personas que te querían de verdad, que te apreciaban, que te valoraban.
Ojalá tú lo sintieses así.




Aún me acuerdo de ti
(Y me acordaré)