1.6.15

In amore vince chi resta






Era extraño que a Martina le gustase ese tipo.
Tenía la camiseta con agujeros, los pantalones manchados, los zapatos con la suela despegada.
Fumaba como un carretero, y trabajaba de noche en un pub haciendo cócteles.
¿Qué narices había visto en esa sonrisa manchada por el café, el tabaco y quién sabe qué más?
Tenía lo peor de un americano y un italiano, además hablaba español con un acento argentino, vamos lo mejorcito todo en uno.
Iba de aquí para allí con un casco como si hubiésemos vuelto a los 15 años de nuevo.
Con su aspecto despeinado y con barba de cinco días le invitaba a tomar una birra sentados en el verde del prado.
Hablaban sobre los distintos lugares donde habían vivido, y qué habían hecho en estos años que les separaban. 
Él le decía a Martina que tenía prejuicios, y ella le decía que lo sabía y que cada día intentaba desprenderse de alguno, pero lo cierto es que ella siempre hablaba con tal claridad que quien no la conocía realmente podía malinterpretar las palabras que salían de su boca atropelladamente, como si de un volcán con lava se tratase.
Le molaba ver el esfuerzo de Marco para hablar español, tenía un acento Argentino porque había vivido allí un tiempo.
Y cuando no lograba expresarse, pasaba al italiano. Lleno de palabrotas, un romanacco que Martina entendía bastante bien, aunque cuando no comprendía algo de lo que había dicho, le preguntaba en inglés y la faceta americana de este nuevo amigo aparecía.
De esta manera pasaban los días de universidad. Entre presentaciones, exámenes y clases donde Marco siempre llegaba tarde porque había estado trabajando la noche anterior.
Martina se preguntaba si trabajaba en ello porque le gustaba, o porque necesitaba el dinero. No entendía bien que hacía un chico como él en esa carrera donde predominaba el valor de las cosas en lugar de las personas. Le veía más en filosofía por ejemplo porque Marco era un alma libre.
Martina tenía la certeza de que por las noches él tenía su vida. Nunca le había visto en acción, pero podía imaginarselo cerrando el bar con alguna ragazza diferente cada noche.
Y a decir verdad, tampoco era algo que le inquietara en exceso. Solo pretendía, disfrutar de aquel desconocido, porque tenía claro que en cuanto llegara el momento, ella cogería un avión y diría: arrivederci.
Pero se iría con la seguridad de que había invertido el tiempo de una manera exitosa, que habría conocido otras opiniones, y que al final habría abierto la mente.

Andiamo al mare?
Y de esta manera se montó en aquella antigua moto de carreras y se impregnó de una adrenalina vivaz.
La chaqueta vaquera no era lo suficiente gruesa para el viento, cada vez más intenso. Tenía la piel erizada, una sonrisa en la boca y los brazos levantados. No le importaba lo más mínimo el qué dirán.
Se le pasó un pensamiento por la mente antes de perderse en aquella maravillosa sensación: las cosas más extraordinarias no se muestran, se descubren. 
Aquel Marco sí que sabía como hacerle sentir viva. Se despidió de tenerle miedo al miedo y encontró en aquella puesta de sol el mejor de sus atardeceres.


Martina Romá.



Qué mente tan encantadora tienes. 
Ojalá tu cuerpo sea tan interesante. 
V de vendetta

13 comentarios:

  1. Un placer volver a leerte, Martina, tus relatos enganchan.

    Un beso.

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    1. ¡Muchas gracias Maria!
      Me encanta que te haya gustado

      Un abrazo

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  2. Es tan bello leerte! Me encantas tanto.. Juro por dios que estoy viviendo en la piel de Martina, todas esas cosas que has escrito me vienen pasando ami. Que esta ese chico, que ni de lejos es mi tipo, ¿pero sabes lo que siempre me dice mi padre? Que las cosas diferentes siempre son un poco mejor que las de costumbre..
    Un besito enorme guapetonisima!

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    1. Me alegro mucho de leer las palabras que me escribes :)
      Coincido con tu padre, a menudo lo diferente nos sorprende y es una sensación singular.

      Un beso fuerte guapa!!

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  3. Me ha encantado tu relato, me ha dado cierta envidia Martina.
    Ojalá descubrir muchas personas interesantes y misteriosas a lo largo de nuestra vida. ^^

    Besos.

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    1. Muchas gracias Elendilae, a mi también me da cierta envidia.
      Pero desde el punto de vista de que todos podemos convertirnos en lo que queramos.
      Si queremos conocer a este tipo de personas, habrá que cambiar lo establecido y encontrarles.

      Un beso :D

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  4. Sentirse vivo, despedirse del miedo.. pero con tus palabras.
    Un placer leerte, como siempre.

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    1. Muchas gracias de verdad.
      Me alegro mucho de que te guste el texto, y lo que pretendo transmitir.

      Un besazo!

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  5. Me llevó un tiempo darme cuenta de que aquello no se ve a primera vista.

    Un fuerte abrazo y gracias por tus palabras :)

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  6. Increíble, como siempre :)
    Hay tanta magia, tantas personas, tantas sonrisas ahí fuera esperándonos... ¿no?

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    1. Exactamente Miss Carrousel!
      Cuando nos decidimos a explorar nuevos lugares aparecen nuevas sensaciones que nos llevan a un mundo distinto :)

      Un abrazo fuerte !!

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